folder Archivado en Historia
La luna llena de Maratón
Luis Alfonso Gámez

Atletas de todo el mundo compitieron el 29 de agosto en Atenas en la maratón, una carrera de 42 195 kilómetros que conmemora una proeza atribuida al guerrero griego Filípides. Según la leyenda, después de la victoria sobre los persas en la batalla de Maratón, en 490 antes de Cristo, el general Milciades mandó a Filípides a Atenas para que diera la buena nueva. Cumplió su misión y cayó muerto.

Filípides era el mejor corredor de Atenas. Antes de la batalla, había sido enviado a Esparta a pedir ayuda contra la amenaza persa. Había cubierto 240 kilómetros en dos días y dos noches, y vuelto a casa con una mala noticia: los espartanos se unirían a los atenienses frente al enemigo común; pero seis días después, cuando, con la nueva luna llena, acabara el festival religioso que estaban celebrando.

En el siglo XIX, el estudioso alemán August Boeckh (1785-1867) concluyó que la celebración religiosa tenía que ser la Karneia, un festival de la cosecha durante el cual los espartanos tenían prohibido combatir. Recurrió como guía a Plutarco, para quien el mes espartano de la Karneia equivalía al segundo del año griego, metagitmion, nuestro septiembre. Tras una serie de cálculos astronómicos para fechar la luna llena de Karneia y sabedor de la información sobre la fase lunar dada por Platón y Herodoto, dató la batalla de Maratón el 12 de septiembre.

«El método de datación de Boeckh tiene un fallo importante. La Karneia era un festival espartano, luego debería haber usado el calendario espartano», dice el astrónomo Donald Olson, de la Universidad de Texas. Con otros dos colegas, publicó recientemente en la revista Sky and Telescope un artículo en el que defienden que la batalla ocurrió un mes antes de lo que se creía hasta ahora.

Atenienses y espartanos tenían calendarios lunisolares. El año ateniense empezaba con la primera luna llena después del solsticio de verano; el espartano, con la primera del equinoccio de otoño. Entre 491 y 490 aC, hubo diez lunas llenas -y no nueve, como es habitual- entre el equinoccio de otoño y el solsticio de verano, con lo que el calendario espartano iba un mes adelantado sobre el ateniense. En eso se basan los astrónomos de Texas para fechar el enfrentamiento bélico el 12 de agosto de 490 aC.

La situación de la batalla en plena canícula explicaría la muerte del mensajero. En septiembre, la temperatura máxima media en Atenas es de 28° C; en agosto, sube hasta los 33° C en el trayecto desde la llanura de Maratón y hasta los 39° C en la capital griega. El calor habría matado a Filípides.

© 2004 Diario El Correo-Luis Alfonso Gámez. Prohibida la reproducción sin permiso expreso.