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Hubble: La Casa Blanca retira los fondos para su reparación
Antonio Sánchez Ibarra

Mira, la estrella cometa

Presupuestos 2006: Final para el Hubble

Este lunes 7 de febrero, el Presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, presentó el presupuesto de la nación para el año fiscal 2006. De lo mucho que se haya de discutir y analizar sobre el mismo, concierne a la comunidad astronómica el relacionado en específico con aquel otorgado a la agencia espacial NASA.

El presupuesto para NASA tiene un incremento (de los pocos), del 2,4% con respecto al 2005. Sin embargo, se cancela un monto destinado al rescate del Telescopio Espacial Hubble, en órbita alrededor de la Tierra desde el 24 de abril de 1990.

En esta forma, se sentencia a muerte al Telescopio Espacial Hubble.

Un sueño hecho realidad

Este recurso de observación, acariciado en sueños por todas las generaciones de astrónomos para poder realizar observación astronómica sin la interrupción de la atmósfera terrestre, ha permitido en los últimos quince años un gigantesco salto en el conocimiento astronómico, permitiendo confirmar, rechazar o modificar muchos de nuestros conceptos sobre los cuerpos celestes y el universo
mismo.

Desde el inicio de la exploración espacial el 4 de octubre de 1957 con el lanzamiento del Sputnik I soviético, la comunidad científica comenzó a visionar los alcances a todos los niveles de esta nueva forma de explorar el Cosmos. Entre estos, comenzaron a perfilarse proyectos para colocar telescopios en órbita de la Tierra que, comandados a control remoto, pudiesen realizar observaciones astronómicas imposibles de realizar desde la superficie de nuestro planeta.

Los primeros telescopios orbitales fueron de la serie OAO (Observatorio Astronómico Orbital) y OSO (Observatorio Solar Orbital), que con instrumentos pequeños rápidamente permitieron capitalizar la ventaja de observar desde órbita e ir perfeccionando los sistemas de apunte para los mismos.

En 1962 un grupo de científicos hizo la propuesta formal para hacer un Telescopio Espacial. Enfrascado el programa espacial en su propósito de llevar un ser humano a la Luna, no fue hasta 1973 cuando realmente se comenzó a trabajar en el proyecto. En 1975, la Agencia Europea del Espacio, ESA, se sumó al mismo.

En 1977 finalmente se destinaron recursos para la construcción del telescopio, quedando a cargo de los centros espaciales Marshall y Goddar, con la responsabilidad de hacer la óptica a la compañía Perkin-Elmer. El diseño se basaba en un telescopio reflector, tipo Ritchey-Chrétien con apertura de 2,4 metros de diámetro.

El diseño y trabajo de construcción fue lento y el telescopio quedó listo hasta 1985. Embodegado en el Puerto Espacial Kennedy para ser lanzado en un vuelo del trasbordador espacial, el telescopio tuvo que esperar aún cinco años más al ocurrir el desastre del trasbordador Challenger el 28 de enero de 1986.

De la Tierra al Cielo

Fue el 24 de abril de 1990 cuando astronautas del trasbordador Discovery colocaron el telescopio en una órbita circular a 593 km de altura, recorriéndola en aproximadamente 96 minutos. Esta órbita era acorde a misiones de servicio programadas para que en los siguientes años, astronautas de los trasbordadores pudiesen capturar de nuevo el telescopio y reparar las fallas que tuviera o reemplazar sus instrumentos periféricos como cámaras y espectrógrafos.

Bautizado con el nombre del famoso astrónomo americano Edwin P. Hubble, el telescopio dio una gran sorpresa a sólo dos meses de haberse colocado en órbita: Su óptica tenía una falla y le era imposible enfocar correctamente. Tenía una aberración óptica ocasionada por una falla mínima en una de las maquinas de pulido que hubiese sido detectada previo al lanzamiento si se hubiese realizado una prueba óptica que se decidió omitir.

Durante los primeros tres años de operación, los especialistas en cómputo y en procesamiento de imágenes hicieron maravillas para poder limpiar y ajustar las imágenes que obtenía el telescopio y así aprovechar algo. Mientras tanto, los diseñadores trabajaban en las diversas opciones que les permitieran rescatar la capacidad del telescopio.

Misiones de servicio

La opción final fue, prácticamente, colocarle lentes de contacto: una óptica pequeña que corrigiera la aberración. En una de las misiones del trasbordador más complejas jamás realizadas, los astronautas del Endeavour colocaron la óptica, reemplazaron paneles solares y otros instrumentos. El resultado fue exitoso obteniéndose finalmente imágenes nítidas que además de su repercusión
científica, han permitido disfrutar a profesionales, aficionados y público en general de las vistas del Universo más bellas logradas a la fecha.

Otras misiones de servicio se realizaron en 1997, 1999 y 2002. Sin ningún problema en ellas, los astronautas reemplazaban sensores, giroscopios y paneles solares así como el cambio de cámaras por otras más modernas.

Uno de los aspectos críticos para el funcionamiento del telescopio Hubble son los giroscopios que permiten su fino apunte hacia los objetos de estudio. Utilizando seis giroscopios, el telescopio esta en condiciones ideales. Sin embargo, suelen averiarse y requiere al menos de tres en buenas condiciones para funcionar. En la actualidad, están funcionando cuatro de los seis existentes.

La sustitución de estos giroscopios y el reemplazo al menos de uno de sus instrumentos serían los objetivos de la siguiente misión de servicio de un trasbordador especial.

Crónica de una muerte anunciada

Sin embargo, desde enero de 2004, cuando el Presidente Bush presentó con gran publicidad su amplio programa espacial, se apresuró que el Telescopio Espacial comenzaba a peligrar. Posteriormente, declaraciones del Administrador General de la NASA, Sean O’Keefe, habrían de confirmar la sospecha: Se suspendía una misión de servicio ante la peligrosidad de la misma.

No es de negarse que realizar una misión de servicio que requiere varias caminatas espaciales de varias horas por parte de una pareja de astronautas es de mucho riesgo. Pero igualmente se han realizado impecablemente en las ocasiones anteriores. Las caminatas espaciales, iniciadas por Edward White en 1964 en el vuelo de la Geminis 4, han sido innumerables y algunas de complejidad próxima a las del Telescopio Espacial. De hecho, continúan efectuándose por los astronautas que habitan la Estación Espacial Internacional para efectuar reparaciones en la misma.

Se intenta asociar el desastre del trasbordador Columbia con reducir los riesgos para los astronautas. Sin embargo, como señalo, los trabajos de humanos continuarán en la Estación Espacial Internacional y, de hecho, continuarían en el supuesto extenso programa espacial americano de Bush que plantea el establecimiento de una base lunar y los futuros viajes a Marte.

Por lo anterior, no hay una justificación real ante la suspensión de tal misión de servicio.

Se observa, en cambio, un decaimiento en el futuro de la exploración espacial. El gran programa espacial propuesto, que quiso compararse o equipararse a la promesa del Presidente Kennedy cuando propuso ir a la Luna antes de que finalizara la década de los sesenta, tiene en realidad poco sustento.

El futuro de la exploración espacial

Como nunca, en los últimos tiempos, ha sido demostrado que las sondas espaciales automáticas han rendido frutos increíbles en la exploración espacial. Ejemplos son los éxitos con Marte, la sonda que orbitó Eros, Galileo en Júpiter, Cassini y Huygens en Saturno y Titán respectivamente, Stardust y otras más. Se requiere aún de mucho tiempo y desarrollo tecnológico para planear los viajes de humanos de regreso a la Luna y mucho más hacia Marte.

Otro reflejo del decaimiento del programa espacial lo es el anuncio paralelo a la suspensión de la misión de servicio para el Hubble, se anunció la cancelación de la misión de la sonda JIMO (Jupiter Icy Moons Orbiter, Orbitador a las lunas heladas de Júpiter), que brindaría información sustancial sobre cuerpos tan enigmáticos y prometedores como Europa, donde podría haber un océano bajo su manto helado.

Retornando al Telescopio Espacial Hubble, los planes era que se le mantuviera operativo al menos hasta el año 2010 cuando se pondría en operación el siguiente Telescopio Espacial, bautizado como Telescopio Espacial James Webb o llamado también Telescopio Espacial de Nueva Generación. Tal telescopio tendría un espejo segmentado de 6 metros de diámetro: cuatro metros más que el Hubble.

Aunque los trabajos sobre este telescopio continúan, si alarma que en todas las referencias a las decisiones sobre el Hubble en ningún momento ha habido referencia al Telescopio Webb como alternativa o con planes de acelerar su puesta en órbita, encontrándose aún en fase preliminar de construcción.

El Telescopio Espacial Hubble nos ha llevado a los límites del Universo observable. Los datos que ha generado pueden mantener ocupados a los astrónomos por décadas. Lo que puede darnos aún ese telescopio es increíble en conocimiento sobre el Cosmos.

Abandonar el Hubble significará una de las decisiones políticas más absurdas de inicios del siglo XXI. Es vendarnos teniendo buena vista.

Lamentablemente, parece que Hubble ha sido sentenciado a muerte.

Antonio Sánchez Ibarra es responsable del Área de Astronomía de la Universidad de Sonora, México.

Telescopio Espacial Hubble