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10 años sorprendentes
Javier Armentia

Mira, la estrella cometa

Hace 10 años se comenzaban a descubrir los primeros
planetas
extrasolares
, empleando técnicas que han permitido que ahora tengamos
cientos de ellos, y nuevas técnicas, además de un amplio elenco de equipos de
investigación que nos traerán, seguro, dentro de poco tiempo, la evidencia del
primer planeta de masa terrestre, esa especie de pequeño grial que buscan los
astrobiólogos.

Hace 10 años la astrobiología nacía como tal de varias disciplinas denominadas
antes exobiología y otros términos igualmente exóticos, y se ponía de moda el
SETI, pero
ahora tenemos uno de los centros punteros en la
investigación
sobre la vida en su perspectiva cósmica
en nuestro país. Con esta nueva
ciencia hemos ido aprendiendo la importancia de estudiar los ecosistemas
terrestres más extremos -algunos aquí al lado, en el Río Tinto, por ejemplo-,
pero a la vez entender mejor las condiciones que pueden sustentar la vida en
otros cuerpos de nuestro sistema solar. En estos diez años se han instalado en
torno a Marte, por ejemplo, el conjunto de
robots
exploradores
más fructífero de la historia. Estos días ha comenzado su
camino hacia el planeta «hermano» la Phoenix, mostrando que ese camino seguirá
permitiéndonos conocer más y comprender mejor otro mundo. Marte merecería todo
un capítulo, como Saturno, gracias a los
datos
de
Cassini
Huygens.

Pero en el conocimiento de nuestro Sistema Solar destaca especialmente en estos
últimos años el descubrimiento de numerosos
objetos
transneptunianos
, que provocó la
«muerte»
de Plutón como planeta
el año pasado. Dejando de lado la anécdota, o la
precisión terminológica adoptada por la Unión Astronómica Internacional, lo
relevante es que ahora conocemos más planetas enanos, y sobre todo el papel que
estos objetos de los Cinturones de Kuiper y de Oort jugarán al intentar
comprender mejor el origen y evolución de nuestro Sistema Solar.
Misiones
a asteroides
y
a
cometas
completan también esa exploración, sin olvidar los enormes esfuerzos
en
monitorizar
los NEOs
, los objetos cercanos a la Tierra, cuyo censo y control no paran de
proporcionar noticias. Aunque a veces sean
falsamente
apocalípticas
. (Entre paréntesis: en estos 10 años, el mundo de la
comunicación ha ido desvelando un mayor interés por las noticias relacionadas
con la astronomía y el espacio, Internet se ha convertido también en motor de
esa difusión y ahora se nos hace difícil imagina que puede haber un eclipse, un
tránsito o una ocultación sin que existan varias retransmisiones en directo que
llegan a todo el mundo).

Hace unas semanas otro proyecto que nacía algo más de hace diez años vivía su
primera
luz
, el Gran Telescopio de Canarias que es ya una realidad, tras un duro y
complejo proceso que, en cualquier caso, supone un nuevo hito para la astronomía
de nuestro país. Ahora, además, siendo ya
parte
del Observatorio Europeo Austral
, la astronomía española vuelve a tomar
fuerza, como en aquellos tiempos de finales de los 70, cuando se disparó la
astrofísica en nuestro país. En estos 10 años hemos visto la consolidación de
esos telescopios terrestres con diámetros cercanos a 10 metros, y vemos cómo se
van desarrollando los programas que multiplicarán ese diámetro por 10, es decir,
aumentarán la capacidad de recibir energía de las débiles fuentes cósmicas en un
factor 100 por lo menos. La nueva ingeniería aplicada a la construcción de estos
monstruos, pero también el gigantesco desarrollo en los detectores y en los
sistemas de procesamiento de la información están ampliando los límites más allá
de lo que se creía posible. Y cabe esperar nuevas sorpresas. Quizá, a este
respecto, hace 10 años se creía que iba a ser ahora ya la época casi exclusiva
de los
telescopios
espaciales
, pero lo cierto es que no ha sido así: el espacio sigue siendo
una asignatura cara… y pendiente.

En estos 10 años, por irnos a lo más profundo, hemos podido ir entendiendo mejor
cómo
se formaron las primeras galaxias
, descubrir la manera en que la materia y
la energía comenzaron a ordenarse en un Universo del que, también en este
decenio, hemos descubierto más extraño aún de lo que pensaban los cosmólogos de
los 90. Que el principal componente de este cosmos sea precisamente una energía
«oscura» de repulsión, que está
acelerando
la expansión del Universo
es algo que, bien establecido ya
observacionalmente como un dato básico, sigue exigiendo nuevos desarrollos
teóricos que van más allá de una simple unión entre lo más pequeño (el mundo
cuántico) y lo más grande, como se creía aún hace sólo 10 años.

Y me dejo muchísimas cosas en el tintero. Como hablar del despegue de los
centros de ciencia y planetarios en España, de la creciente capacidad de
convocatoria de las asociaciones astronómicas, del interés que ha ido
despertando la astronomía, y de Infoastro, que ha sido parte de ese interés,
pero sobre todo reflejo del mismo. Los autores que hemos tenido el honor de
colaborar en este proyecto de Víctor Ruiz -porque es un honor verte ligado a
esta web, de verdad- lo sabemos bien: hemos ido mirando, a lo largo de estos 10
años, con sorpresa y con interés cada uno de los descubrimientos, participando
en cada una de las polémicas, disfrutando, sobre todo, de un trabajo que sigue
en marcha.

A por otros 10 años sorprendentes más.

Javier
Armentia
es director del
Planetario
de Pamplona
.

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